Wednesday, 19 June 2013

Desierto emocional


Un improvisado viaje a Almería ha sido el motivo de mi ausencia en los últimos días. Hace apenas un par de semanas que algunos amigos de hotel y una servidora decidimos pedir permiso en el trabajo para escaparnos a la playa.

El destino no ha podido ser más acertado: nada como unos días en el desierto disfrutando del sol y las playas vírgenes de cabo de gata para desconectar del agitado ritmo de vida londinense. Cuatro días tostándonos al sol, bebiendo sangría y tapeando en lugares donde reina la paz y tranquilidad. La serenidad del mar reflejando el cielo como si fuera un espejo a la puesta de sol hace que valga la pena cruzar el charco.

Ya de vuelta en Londres, sin dormir y tras una agotadora jornada laboral, sólo me quedan los recuerdos de un fin de semana en que disfruté cada minuto en buena compañía.





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