Sunday, 28 April 2013

Urodziny


Domingo de celebración por el cumpleaños de Katherine, una de mis amigas más veteranas de Londres. Hemos revolucionado la oficina del hotel con tarta y champagne cantando el “happy birthday” en polaco, ruso, español y alemán.
 
Pese a la sorpresa, Katherine no podía ocultar en su mirada la tristeza que siente por cumplir veinticinco años y sentirse vieja. Me confiesa que a su edad se imaginaba casada y con varios hijos viviendo en una casa a las afueras de Varsovia.
 
Intento que no me afecten sus comentarios, pero no puedo evitar pensar que mi situación es aún peor. A mis casi 28 primaveras, acabo de empezar una profesión de cero, no tengo novio y vivo en una habitación de un piso compartido. Vamos, estoy hecha una triunfadora y puedo ir con la cabeza bien alta a cualquier evento social en España.
 
No dejare que me afecten las miradas de mis tías del pueblo ni los comentarios de mis primas cuando debatan entre ellas cual es mi problema. Ya me he acostumbrado a que suelten perlas tipo: - Mírala, pobrecilla, que sola debe estar en esa ciudad tan fría… lejos de la familia y sin nadie que se preocupe por ella- o - Con lo mona que es, ¿cómo es que aún no se ha echado novio? – Sin duda es una rarita, estas niñas de ciudad…-
 
He llegado a la conclusión que no todo el mundo tiene que llevar el mismo ritmo y que prefiero estar sola que estar con alguien solo por tener compañía. Quizá es verdad que exijo demasiado y que soy una inconformista nata, pero ¿acaso eso tiene algo de malo? De momento me concentro en disfrutar el día a día y arrepentirme de lo que hago, no de lo que no me atrevo a hacer por miedo a fracasar.

Saturday, 27 April 2013

Secretos

Tras una semana de emociones fuertes por fin he sacado tiempo para sentarme frente al ordenador. Ha llovido bastante desde mi último post. Tal como le he dicho hoy a una de mis mejores amigas inglesas: “I have to stop messing around”...

El nuevo trabajo es todo un reto: ser recepcionista es más complicado de lo que pueda parecer a simple vista, especialmente en un hotel de más de doscientas habitaciones con suites que alcanzan las diez mil libras la noche. De momento estoy aprendiendo e intentado ser útil a los demás. Desde luego es un plus el hecho de trabajar de día y poder llevar una vida normal. En apenas tres semanas me he puesto al día con amigos que no veía desde tiempos inmemoriales, me he convertido en una de las regulares del pub de la esquina y he ido al gimnasio más que en los últimos meses.

Y en cuanto a lo personal… se han cerrado algunas puertas pero se hab abierto muchas ventanas. El miércoles pasado quedé para cenar con algunos compañeros del hotel para despedir a Mark, que se marchó de vuelta a la universidad tras sus vacaciones de Semana Santa. Noche de risas y vinos en que, rodeada de veinteañeros, me sentí como una más. Pero tras la fiesta llega la resaca y siempre cuesta decir adiós. Esta vez algo dentro de mí decía que Mark y yo no sobreviviríamos un mes separados. ¿A dónde nos lleva esta relación?

Ese mismo viernes decidí salir con los compañeros de la recepción. Según mi jefe, ir al pub tras un duro día de trabajo es la mejor forma de estrechar lazos en el departamento. Y no iba desencaminado. A nuestro grupo de recepcionistas se unió James, uno de los relaciones públicas del hotel. Una cosa llevo a la otra y acabamos volviendo a casa en taxi confiando en que nadie se diese cuenta de nuestra ausencia. Y el sábado por la mañana no sabía dónde meterme al despertar a su lado. Arrepentimiento, confusión y sobre todo, pánico al pensar que alguien pudiera habernos visto la noche anterior.

Tras una semana de mensajes con James, decidimos que lo mejor sería no dejar que lo nuestro fuera a más. El lleva meses detrás de una chica de mi departamento con la que, he de admitir, haría una pareja perfecta.

Y por segunda semana consecutiva, terminamos la semana entre pintas y sauvignones en el pub. La que empezó siendo una noche aburrida conversando sobre el trabajo acabó convirtiéndose, gracias a chupitos de sambuca y vodkas con red bull, en un auténtico desmadre. Tras ser desterrados del pub a medianoche decidimos ir a un club de salsa en Picadilly, donde el alcohol sacó lo mejor y peor de cada uno.

Ante la atenta mirada de James, pasé toda la noche bailando con Mario, el nuevo recepcionista italiano que me tiene loca. Por suerte tuvimos un momento de lucidez y decidimos no hacer nada de lo que podamos arrepentirnos el lunes al volver a la oficina.

Y aquí estoy, tras afrontar ocho horas de trabajo con mala conciencia por mi aventura con James, sin saber nada de Mark y sin conseguir sacarme a Mario de la cabeza; con tantos secretos en mi cabeza que no puedo contar a nadie.

“Wine and Chocolates” by Theophilus London

 
 
It's time to live it up, oh

Tuesday, 16 April 2013

Lazy days


Poco que contar hoy. Ha sido un día maravilloso, de esos que hacen recuerde porqué me enamoré de Londres… Por si no has tenido el placer de visitar esta ciudad, conviene aclarar que es como un mal novio con el que se mantiene una relación de amor odio y que, justo cuando estas a punto de tirar la toalla, te sorprende con un gesto romántico que hace que olvides las penas.

Ya llevamos tres días consecutivos de sol… y nubes… y viento… y algo de lluvia…, vamos lo que viene siendo un día típico cuatro estaciones. Temperaturas máximas de casi veinte grados que hacen que todos nos lancemos a la calle en chanclas a tirarnos a tomar el sol en el parque más cercano. En mi caso tengo la suerte de trabajar al lado de Hyde Park, con lago y todo. Nada como salir de trabajar y tomar unas cervezas o “Pimms” en buena compañía.
 

Sunday, 14 April 2013

Ausencia


Hace casi un año que conocí a Mark, un chico inglés de apenas veinte años que trabajó en el bar durante la temporada de verano. Me gustó por su físico, su personalidad y porque solo tenía ojos para mí. Resulta excitante vivir una aventura con alguien del trabajo a espaldas del resto, sobre todo con alguien más joven que te mira con ojos de admiración. Pero todo lo bueno se acaba y al terminar el verano Mark se marchó de Londres y volvió a la universidad.

Con una relación aún por definir, decidimos seguir en contacto y vernos siempre que él viniera a Londres, una o dos veces al mes. Y fue entonces cuando empecé a idealizarle. Es curioso como la ausencia de una persona nos hace desearla aún más, olvidar sus defectos y acentuar sus virtudes. Imaginar lo que harías si estuviera aquí, lo que te diría y te lamentas de que esa persona se encuentre lejos.
 
Solamente pasaba diez minutos con el amor de su vida, y miles de horas pensando en él.
 –  Paulo Coehlo, El alquimista –

 
Hace casi tres semanas que Mark volvió a Londres a pasar las vacaciones posteriores a los exámenes y apenas nos hemos visto un par de veces desde entonces. Carecemos de excusas para justificar nuestra ausencia, para admitir que es una relación que lleva a ninguna parte, con fecha de caducidad.
 
Supongo que en una ciudad tan grande como Londres a veces es necesario saber que alguien se preocupa por ti, te echa de menos y desearía dormir a tu lado. Yo sigo buscando esa persona, la cuestión es qué hacer hasta que aparezca.
 

 

in the nightime when the world is at it's rest
you will find me in the place I know the best
dancin', shoutin' flyin' to the moon
(you) don't have to worry 'cause I'll be come back soon
and we build up castles in the sky and in the sand
design our own world ain't nobody understand
I found myself alive in the palm of your hand
as long as we are flyin' all this world ain't got no end
in the daytime you will find me by your side
tryin' to do my best and tryin' to make things right
when it all turns wrong there's no fault but mine
but it won't hit hard 'cause you let me shine

Tuesday, 9 April 2013

Fuera de cobertura

Hace apenas una semana tuve un descuido y mi móvil acabó sumergido en el lavabo. Tanto yo como la gente de mi entorno actuamos como si hubiera sucedido una auténtica tragedia que hizo cuestionarme en qué medida somos esclavos de las nuevas tecnologías.
 
Sinceramente no he sido consciente de en qué momento el móvil ser convirtió en una extensión de mi mano hasta tal punto que vivir sin él se me antoja imposible. Recuerdo vagamente aquellos años de adolescente en los que la única manera de comunicarme con mis amigos era llamándoles al teléfono fijo de casa y confiando en que recordaran las citas de una semana para otra. Y mira ahora, comprobando a cada minuto el estado en Facebook y bombardeándonos a whatsapp.
 
En mis seis días de exilio tecnológico decidí reconciliarme con la lectura y rescaté “el alquimista”, libro que compré hace algunos meses y andaba cogiendo polvo en la estantería. No hay suficientes elogios que describan esta maravillosa obra literaria de Pablo Coehlo, tenéis que leerlo. Acabo de terminarlo y no consigo sacarme de la cabeza la frase que dice “Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar”. Y me despido que tengo mil cosas que hacer y ando de los nervios que mañana es el gran día: nuevo trabajo y nuevos retos.

Monday, 8 April 2013

Despedidas


Hoy ha sido un día cargado de emociones, de esos que te dejan un sabor agridulce antes de irte a la cama. La felicidad por dar un paso adelante en mi trayectoria profesional se ha visto nublada al tener que despedir a mis compañeros del bar a los que tengo un gran aprecio, personas que durante casi un año han conseguido alegrarme el día y sacar lo mejor de mí. Personas que ya no estarán ahí  para recibirme con los brazos abiertos cuando tenga un mal día y necesite un abrazo.
Pese a que Londres es un sitio de paso y las despedidas están a la orden del día, siempre cuesta decir adiós. Es como si con esas personas, a las que sabes que probablemente no volverás a ver en tu vida, se fuera una parte de ti.  Sabes que desde ese instante solo existirán en un rincón de tu memoria.
Quizá lo más tiste de todo sea el saber, casi con certeza, que pronto alguien remplazará el papel que esas personas ejercen en tu vida (y viceversa) y que el tiempo borrará esos recuerdos. Resulta asombroso darse cuenta de cómo somos capaces de olvidar tan a la ligera y adaptarnos a los cambios sin mirar atrás.
 
 

I wanna meet a friend
In a bar tonight
The evening is long
So long I hardly move
A can in my hand
A picture in my mind
A voice I need to hear,
A laugh I need to show
We're lonely, babe
In a boat, again

 

Sunday, 7 April 2013

Nostalgia

Hace casi una semana que no escribo en el blog y eso me remuerde la conciencia. Carezco de excusa ya que lo cierto es que no tengo nada interesante que contar. Ando bastante desganada ansiando una primavera que no llega y triste por tener que despedirme de mis compañeros de trabajo. La cuenta atrás está a punto de finalizar ya que mañana es mi última noche en el bar.
Todo el mundo me pregunta si estoy contenta por esta nueva oportunidad laboral y no sé qué contestar. Soy tremendamente nostálgica y los cambios me generan un cierto malestar, los nervios ponen a prueba la seguridad en mi misma y en mis decisiones. Supongo que al estar lejos de casa y no contar con el apoyo de mi familia y amigos de toda la vida magnifican todas estas emociones. Extraño Madrid y discrepo con la célebre frase de Samuel Johnson que dice “when a man is tired of London is tired o life”. No sé cómo era la vida de este genio literario allá por 1777, pero a día de hoy seguro que encontraría más inspiración viajando por el mundo lejos de la gris y lluviosa Londres.
 
 
 
Flores en Regent's Park

Wednesday, 3 April 2013

Y sale el sol

Aunque seguimos sufriendo temperaturas gélidas parece que las nubes han dado tregua al sol en la ciudad. Algo parecido ha sucedido en mi vida ya que los últimos días han sido vitales para mi trayectoria profesional en el hotel.

 
 Paseo por Kensington Gardens
 
Hace aproximadamente un mes me ofrecieron la oportunidad de postularme por un puesto en la recepción, lo que supondría dejar a un lado las bandejas y limpiar las telarañas que se acumulan en mi cabeza tras casi tres años siendo camarera.
He de confesar que me abruma este nuevo reto por la inseguridad que me provocan mis limitadas dotes de oratoria en el idioma de Shakespeare: poco inglés se necesita para tomar órdenes, servir bebidas y limpiar mesas. A esto se une el hecho de que no tengo experiencia en un puesto similar y algo me dice que el trabajo de recepcionista en un hotel de cinco estrellas va más allá de recibir a los huéspedes y asignar habitaciones.
En cualquier caso, no dejo de repetirme aquello de “quien no arriesga no gana”, porque a fin de cuentas, si todo sale mal, siempre puedo recurrir con a mi plan B de ganarme la vida haciendo daiquiris y margaritas en una isla perdida del Caribe.

Y si nada sale bien...