En este último par de semanas he aprendido una lección importante: no importa
donde estés o lo que hagas, sino con quien estas y con quien compartes tu vida.
Cuando
hace casi tres años hice las maletas y dejé mi antigua vida atrás para empezar
de cero en un país en donde no conocía a nadie, no era consciente de la
importancia de rodearte de gente que te quiere y que saca lo mejor de ti.
Siempre
he sido una persona que tiende a aislarse del mundo. Me sorprende mi independencia
y mi capacidad para salir adelante sin ningún apoyo. Pero he de confesar, que
desde que vivo lejos de mi tierra, algo ha cambiado dentro de mí y busco el cariño
constante de la gente que me rodea.
La
semana pasada recibí la visita de mí querida hermana y una de sus mejores
amigas, a las que se unieron unas cuantas amigas más de ambas que viven en Londres.
Entre todas consiguieron contagiarme con su optimismo y pasamos unos días haciendo
tonterías turisteando por la city sin importar lo que piensen los demás.
A
veces no hay nada mejor que perder las formas y la vergüenza, valores tan
arraigados en la fría y lluviosa Inglaterra. Se acabó aquello de “Keep
calm and carry on”, yo me quedo con “Get crazy and keep on going”.
"Dog days are over" Florence and the Machine
Happiness, hit her like a train on a
track
Coming towards her, stuck still no
turning back
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