Algunas veces estamos tan
inmersos en la rutina diaria que no apreciamos las pequeñas cosas del día a día.
Damos por sentado que lo que no hagamos hoy lo podremos hacer mañana y no valoramos
lo que tenemos. Vivimos acelerados preocupados por el futuro sin saborear el
presente.
Hace algunos meses que decidí no hacer
planes a largo plazo y no dar las cosas por sentadas. Hay que encontrar un poco
de tiempo para reflexionar, sacando el máximo partido a los recursos que
tenemos al alcance la mano. ¿Cuántas veces no habéis cortado una conversación con
un vecino por ir con prisas? ¿O habéis pospuesto una disculpa con un amigo tras
una discusión?
Todo es efímero y puede que mañana
no tengáis la oportunidad de charlar con la cotilla del quinto antes de
descubrir que se ha mudado a otra ciudad; o no podáis volver a quedar a tomar
un café con ese antiguo amigo de la facultad por el rencor que generó ese malentendido
que ya no estáis a tiempo de aclarar.
Es curioso cómo, incluso cuando
ves venir los cambios, no eres consciente de en qué manera van a afectarte. Ayer
despidieron a dos de mis antiguos compañeros del bar. Fue una decisión precipitada
tras una inspección en que salieron a la luz algunos trapos sucios. Y así, de
la noche a la mañana, la rutina se convierte en un recuerdo, sin darnos tiempo
para mirar atrás y ver lo que dejamos pasar. Os echaré de menos.
"So good to me" by Chris Malinchak
Oh baby, you're my consolation
Oh baby, there's no hesitation
No comments:
Post a Comment